Okei,
a aclarar las cosas. Voy a imaginar que nadie va a leer esto y desahogarme.
Cinco
meses atrás, amaba a mi novio como a nadie, pero de verdad. Mil veces creí amar
a alguien cuando en realidad era una simple obsesión, pero con él me di cuenta
lo que es decir te amo, me hizo poner los pies en la tierra. Pero tres meses
atrás, todo cambió. Mis papás se separaron, y de repente se me enfrió el
corazón. Siempre fui así, cuando me pongo triste me hago chiquita, dejo de
hablar con los demás, me encierro en mi pieza sin llorar ni pensar, porque de
tantas lágrimas que me hicieron gastar algunos bobos, me quede sin ninguna para
llorar la separación de mi familia. Cabe agregar que nunca me gustó llorar, me
hace sentir mucho peor de lo que ya estaba.
Por
supuesto que no fue lo mismo que cuando me peleo con un amigo o cuando un siome
me hace llorar. Es decir, toda mi vida cambió, todo lo que siempre estuvo ahí, mi
mamá y mi papá en casa, mis cosas en un solo lugar, mi vida común y corriente, todo
se había ido. ¿Cómo no va a repercutir en todos los aspectos de mi vida? Decir
que me congelé emocionalmente es poco, tenía miedo de sentir amor, y no solo
por terminar como mis papás, sino que fue más bien como una decepción, la convicción
de que el amor es para siempre no quiero ni pensar en dónde quedó, porque la
prueba perfecta del 'por y para siempre', para toda persona, es el ejemplo de
los propios padres.
A todo
esto sumémosle un padrastro y cuatro lindos hermanastros. ¿QUÉ? Los cinco
tiernos integrantes nuevos de la familia me cayeron como una tonelada, porque
si en el fondo había una pequeñísima esperanza de que mi mamá y mi papá volvieran,
la familia nueva la destruyó por completo. Yo lo negaba, pero en el
subconciente me convencía que todo esto del divorcio era algo temporal y que
todo volvería a la normalidad, solo era cuestión de tiempo. Pero mi mamá está
con alguien más, alguien que la trata bien, y no va a volver nunca más con mi
papá, y tengo que tener eso claro. Al tener miedo de sentir algo por alguien,
empecé a tener miedo de mi novio. O más bien de mi misma, tenía miedo de
lastimarlo.Un día me sorprendí quejándome de tener que viajar hasta su casa.
Realmente me shockeó, es decir, hacía 7 meses que viajaba 80 minutos prácticamente
diarios y jamás me molestó, pero ahora, de repente, sí. Me empecé a cuestionar
qué quería para mi vida, porque me di cuenta que una relación no era justamente
la manera en la que quería vivir el presente, al menos no con mi novio, porque
además de que yo suelo ser el tipo de chica a la que el amor no dura mucho y
termina por aburrirse, la relación se estaba volviendo agobiante.
Creo
que el detonante de la ruptura fue una discusión, en la que le pedí un tiempo,
sin encontrar otras palabras para explicarle el porqué. Y acá presten atención
porque los siguientes dos días van a ser realmente difíciles de explicar.
Llegué
a casa de mamá sin lágrimas en los ojos, después de haber terminado
temporalmente con el chico que estuvo conmigo los últimos ocho meses. Le
anuncié lo que había pasado sin dar muchos detalles y la note totalmente
extrañada, no es normal que una adolescente termine con el novio y llegue a
casa como si nada hubiera pasado. No lloraba, pero en el fondo quería gritar,
llorar, me preguntaba porqué mis sentimientos son tan complicados. Mi padrastro,
que para todo tiene un sexto sentido, notó que por dentro estaba teniendo una
guerra conmigo misma, e hizo una llamada. Bendita llamada, que tantos problemas
me trajo. El que recibió esa llamada era su hijo mayor, de mi misma edad, y lo
que escuchó fue que su hermanastra preferida necesitaba un abrazo y un consuelo
suyo porque el novio la había dejado. Nada más lejos que la realidad, pero aún
así agarró sus cosas y vino a casa lo más rápido que pudo. Creo que nunca en su
vida estuvo tan pendiente de mi como ese día, más allá de que hacía un mes éramos
íntimos amigos. Me hablaba, me hizo un té, me abrazaba y no se cansaba de
repetirme 'todo va a estar bien, vas a ver'. Cuando llegó la noche no pude
contenerme y largué todo lo que sentía en lágrimas, y como habrán visto, sentía
muchas cosas. Él, con toda la paciencia del mundo, se acostó a mi lado y me abrazó
hasta que me calmé. Y no pregunten cómo, en ese estado, me di cuenta de lo bonito
que es, porque esa es una pregunta que aún me hago a mi misma sin poder
responderla. Al otro día el chico en cuestión estaba realmente raro, como si la
noche pasada hubiera sido el mejor día de su vida. Nos habíamos quedado
dormidos y amanecimos juntos, abrazados. Al despertar con su brazo alrededor mío
sentí algo así como un '¿Qué pasó ayer?' desesperado, aunque realmente no había
pasado nada, simplemente dormimos juntos. Obviamente que dormir con alguien no
es cualquier cosa, y en todo el transcurso del día lo único que hice fue pensar
en él, en qué quería de mi, y qué quería yo de él. Yo suelo, muy a menudo,
pensar que alguien está interesado en mí aunque no lo esté, por lo que no le di
importancia a la intuición femenina que me enloquecía diciéndome que mi casi
hermano sentía algo por mí. Es decir, ¿qué clase de mente retorcida se fija en
su hermanastra?
Cuando
empezó todo me acuerdo estaba oscuro, la única luz que había era la del
televisor, que en medio de tantos ruidos raros y sombras de nuestro querido
visitante, el fantasmita, parecía nula. Él, en la cama con Nicolás. Yo, sola en
mi cama. Ante un ruido fuerte, me levanté y me acosté a su lado, sin segundas
intenciones, simplemente no soportaba el terror que me daba el saber que en mi casa
hay algo o alguien que no vive pero que puede golpear o correr cosas de su
lugar. Él me abrazó fuerte diciéndome que no pasaba nada, aunque él estaba mucho
más asustado que yo. Y en ese abrazo, boca va, boca viene, y me encuentro en un
beso. Me paralicé, sin saber si corresponderle el beso o empujarlo y meterle un
buen golpe por desubicado. Por dentro grité YO SABÍA, no me equivoqué, estaba interesado
en mí. Y de golpe me di cuenta que yo también estaba interesada en él, porque
no sentía enojo porque su boca estaba pegada a la mía, más bien me gustaba. Así
fue como empezó la gran controversia: quedarse con el bueno o quedarse con el
malo.
El
chico bueno: Estuvo conmigo ocho meses, me acompaña siempre, me ama. Me aburre,
me da miedo amarlo, nada es igual porque lo dejé.
El
chico malo: Estuvo ahí cuando lo necesité, me hace reír, con él la paso bien.
Le gustan todas, es mi hermanastro, no se puede tener algo serio con él a menos
que me banque que esté con otras.
Una
chica normal, ¿qué elige? Obviamente, el chico bueno. Yo, ¿qué elijo? El chico
malo. A veces pienso muy seriamente en hacerme un exámen de salud mental.
Desde
que estoy con él sin lamentar la ruptura con mi ex, todo es una locura. Hasta
hace unas semanas no sentía nada por él, no lo extrañaba ni pensaba en él a
menos que lo tuviera al lado, porque habíamos acordado ser amigos con derechos
y ya, nada de sentimientos de por medio. Pero ninguno de los dos ya respeta
eso, y se nos está yendo de las manos. Empezó con celos de mi mejor amigo por
parte de él, y siguió con celos míos por su ex. Después un te quiero, un te quiero
mucho, se nos escapó un te amo y acá llegamos. Es todo bastante raro, siento como
si estuviera al borde de un abismo con el deseo de saltar y que pase lo que
tenga que pasar. No me importa más nada, hasta que pienso... ¿Amor? NO POR FAVOR,
¡cualquier cosa menos eso! No quiero amar más, quiero vivir la vida y ya, y
todo esto que pasó lo hice por una carita linda y un par de chamuyos tiernos
que sé que no son verdad y él también, pero son un lindo detalle. Nunca lo hice
con intenciones de terminar así, queriéndolo de más o estando en algo serio con
él, es decir, ¿para qué tanto lío en dejar a mi ex? ¿Para terminar en donde empecé
solo que esta vez con engaños y sufrimientos? Ah no, paso, esta vez no. Por
ahora, solo eso, ya veremos cómo sigue todo. Aunque, al final de todo esto,
tengo que gritar a los cuatro vientos: NO ME ARREPIENTO DE NAAADAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!
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